El mundo vive una situación extraordinaria y nosotros, como parte de él, nos toca vivirla. Ante esto tenemos dos opciones: podemos dejar que pase el tiempo ante nuestras narices, o actuar y no dejar que nos roben el mes de Abril.
Algo que debemos aprender en estos tiempos es que más que nunca tenemos que ser seres que se adaptan. Como dijo Charles Darwin “No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, tampoco la más inteligente. Es aquella que es más adaptable al cambio”.
Es encomiable como tantos profesionales del mundo del golf, no me refiero únicamente a los profesionales de la enseñanza sino a todo el sector el general, están convirtiendo la situación en una oportunidad.
Oportunidad para formarse: cuántas veces comentamos la velocidad vertiginosa de esta sociedad en la que vivimos que no nos deja tiempo para parar y aumentar nuestros conocimientos. Ahora tenemos la posibilidad para ello gracias al gran número de cursos que hay al alcance de nuestras manos (gamyplan, vision54, trackman…).
Oportunidad para pensar: la creatividad necesita tiempo, ¿qué mejor momento que este para sentarse y reflexionar? Reflexión que nos lleve a tener ideas o a cómo aplicar en nuestro día a día, porque no hay duda de que volveremos a la normalidad, ideas con las que llevamos tiempo en mente pero aun no hemos sabido cómo aplicar.
Oportunidad para expandirse: ya se ven escuelas de golf que están aprovechando este momento para explorar nuevos nichos de mercado y ofrecer a sus alumnos posibles soluciones a la situación actual pero seguro se convertirán en nuevas áreas del negocio.
Oportunidad para autoevaluarse: al menos en principio ahora tiempo nos sobra, pues dediquemos parte de ese tiempo a nosotros mismos, a reflexionar sobre el trabajo y la familia. Que lo más importante de nuestras vidas sea lo más importante.
Y oportunidad para compartir: compartir conocimientos con compañeros de profesión, por que lejos de pisarse estamos demostrando que colaborando y ayudando, crecemos.
En definitiva, que cuando llegue el mes de mayo no tengas que preguntarte, como cantaba el Maestro Sabina, “¿Quién me ha robado el mes de Abril?”.