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Concurso de Cuentos de Golf

25 marzo, 2020

Para afrontar el tiempo libre del que disponemos en estos momentos, en Escuela de Golf Alborán Golf hemos tomado la iniciativa de organizar un Concurso de Cuentos de Golf.

Bases del Concurso de Cuentos de Golf

Como no podía ser de otra forma entre las bases del concurso tenemos que el cuento tienen que estar ambientado en un campo de golf. Y por otro lado que se tienen que ver reflejados los valores que intentamos transmitir en el campo de golf.

Valores como la integridad, la deportividad, el compañerismo, la honradez…

La recompensa por escribir el cuento ha sido algo tan sencillo como mi lectura en YouTube y la publicación de los cuentos en la web. Espero que les haga la misma ilusión que me ha hecho a mi.

Ganadores del Concurso de Cuentos de Golf

Para el concurso establecí dos categorías: una hasta 6º de primaria y otra hasta 2º de bachillerato.

Los ganadores tenían que ser uno en cada categoría pero como ha habido varias parejas de hermanos que han enviado cuentos y yo no quiero ser motivo de disputa en ningún hogar, he decidido leer los cuentos de dos parejas de hermanos…

Las lecturas son de los cuentos de:

  • Daniel Ferre Gataullin
  • Marco Ferre Gataullin
  • Mario Cepeda Guzmán
  • Mateo Cepeda Guzmán.

Cuento de Daniel Ferre Gataullín

Un buen sitio para vivir

Estaba yo, como todos los dias aburrido, no tengo que hacer nada, solo bañarme en al agua del estanque que puede estar limpia o sucia, buscar algo de comida, hablar con mis compañeros y sobrevivir.

Pero, todo esto lo hago con clase, imaginate un pato con smokin, un sombrero y monóculo. Pues soy eso pero sin smokin, sin sombrero y sin monóculo. Sí, soy un pato, ¿pero sabes porque lo hago todo con clase?

Es fácil, obvio, es porque vivo en un campo de golf, bueno no solo en uno, voy cambiando según el  tiempo, pero normalmente cuando me quedo en Almería no tengo que mudarme de campo, porque siempre hay buen tiempo, no llueve casi nada. En resumen, soy un pato con suerte y clase.

Tengo suerte porque comer aquí es fácil. Siempre los jugadores te suelen dejar fruta, algún bocadillo sin terminar o un trozo de pan. La verdad la mayoría de ellos son muy sanos y creo que comparten el mismo sentimiento que yo.

Les gusta venir al campo a pasar el día, tomar el sol, disfrutan del aire limpio de la zona y en general se conviereten en patos que juegan al golf por un par de horas.

A veces vienen solos, otras acompañados, otras van subidos en unas cosas de metal muy grandes con ruedas (esos son los que peor me caen). Hay días que hay muchos niños.

Bueno el panorama de cada día en general suele ser muy variado.Pero no me quejo.

Solo hay una cosa que a mi y a mis compañeros nos da mucha rabia y si que de verdad nos molesta y es, que cuando estamos tranquilamente hablando en el césped o estamos dándonos un baño en el lago, nos cae una bola blanca muy dura al lado nuestro y muchas veces nos hacen mucho daño o nos espantan la comida.

Otras nuestras amigas las gaviotas se van y nos quedamos sin nada que hacer, hasta que vuelven y se quedan un tiempo.

Es todo un ciclo pero todo con ventajas, al ser un campo de golf la gente va muy tranquila, siempre hay risas, educación, a veces algún gracioso le hace bromas a su amigo y se rien juntos, siempre se está bien aqui y nunca hay problemas.

Cuento de Marco Ferre Gataullín

La lección de los palos

Nosotros somos unos palos de alquiler. Y por las noches, cuando cierran el campo, nos gusta hablar y contar experiencias del día. 

La verdad es que nos cuidan mucho: nos limpian, nos cepillan, nos cambian los grips cuando se estropean… Vamos que no nos podemos quejar. Pero un día nuestro hermano pequeño, la bolsa con palos infantiles, nos contó una triste historia:

Era un torneo para peques, el niño que me tocó, desde que le ví tenía malos presentimientos.

En los primeros hoyos Pablo, así es como se llamaba, empezó a darle patadas a la bolsa, o sea a mí.

Pensé que el chico tenía un mal día, pero mientras que avazaba el torneo, se comportaba peor. En el hoyo seis le salió un mal golpe y se enfadó tanto que hasta partió a mi hermano Driver. Pero cuando llegamos al hoyo nueve nos dimos cuenta de que nos faltaba nuestro hermano Sand.

Ese día Pablo se quedó el último en el torneo, se puso a llorar. Y ahí es cuando el niño se dió cuenta, después de hablar con su profesor de golf, que la culpa no era de los palos, sino  suya. Que lo importante es la actitud contigo mismo.

Cuento de Mario Cepeda Guzmán

Cuento Mario Cepeda

Cuento de Mateo Cepeda Guzmán

Cuento Mateo Cepeda

Muchas gracias chicos por darnos estas lecciones no solo de golf, si no de vida.

A ver qué se nos ocurre para esta semana!

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